Las pesadillas son "una respuesta natural" y una sola mala noche de sueño "altera el cerebro".

Factores ambientales como la luz y el ruido son solo dos de los numerosos elementos que pueden influir en la duración y la calidad del sueño, pero ¿sabías que una sola noche de mal sueño puede alterar la química cerebral ? El sueño es fundamental para nuestro bienestar físico y mental , y la falta de descanso puede afectar negativamente nuestro rendimiento cognitivo diario de diversas maneras.
«Mientras dormimos, nuestro cerebro pasa por diferentes fases del sueño llamadas NREM (sueño sin movimientos oculares rápidos) y REM (sueño con movimientos oculares rápidos) en un ciclo de aproximadamente 90 a 110 minutos en adultos. La fase NREM se divide en fases más ligeras y más profundas», explica la Dra. Lizzie Hill, fisióloga clínica y profesora titular de fisiología del sueño en la Universidad del Oeste de Inglaterra (UWE). «Las fases REM y NREM tienen funciones diferentes, y es importante que obtengamos cantidades suficientes de ambas para un óptimo rendimiento diurno y una buena salud cerebral».
Deteriora la memoria
"El sueño juega un papel vital en la consolidación de la memoria, el proceso de transferencia de información del almacenamiento a corto plazo al almacenamiento a largo plazo", afirma el Dr. Steven Allder, neurólogo consultor de Re:Cognition Health. "Durante el sueño profundo, particularmente en las etapas de ondas lentas y REM, el cerebro reproduce y organiza las experiencias del día, fortaleciendo conexiones importantes entre las neuronas.
"Cuando se reduce el sueño, este proceso se interrumpe, lo que dificulta retener información nueva y recordar detalles posteriormente. Con el tiempo, la privación crónica de sueño puede afectar tanto al aprendizaje como a la precisión de la memoria, lo que hace que el cerebro sea menos eficiente a la hora de almacenar y recuperar conocimientos."

Provoca dificultades de atención y concentración
«La falta de sueño reduce la actividad en la corteza prefrontal, que es la parte del cerebro responsable de la concentración, el razonamiento y la toma de decisiones», afirma Allder. «Esto dificulta mantenerse alerta, mantener la atención y filtrar las distracciones. La fatiga también ralentiza los tiempos de reacción del cerebro, por lo que las tareas que requieren esfuerzo mental resultan más exigentes».
"Incluso una sola noche de mal sueño puede afectar los niveles de concentración de forma similar a una intoxicación leve, mientras que la privación continua provoca lapsos de atención y errores en las tareas cotidianas, desde conducir hasta el desempeño laboral."
Impacta la regulación emocional
"El sueño REM está vinculado al procesamiento emocional, y los sueños vívidos o desagradables son una respuesta natural a situaciones estresantes: la forma en que nuestro cerebro intenta procesar el contenido emocional de nuestro día", explica Hill.
Por lo tanto, un descanso adecuado es crucial para mantener el equilibrio emocional.
"Cuando no descansamos lo suficiente, la amígdala (el centro emocional del cerebro) se vuelve hiperactiva, mientras que la comunicación con la corteza prefrontal se debilita", destaca Allder. "Esto significa que somos más propensos a reaccionar impulsivamente y a tener dificultades para manejar el estrés o la frustración".
En esencia, el cerebro pierde su capacidad para regular las emociones de manera efectiva, lo que nos hace más irritables, ansiosos o propensos a reaccionar de forma exagerada ante pequeños desafíos. Dormir lo suficiente restablece este equilibrio neuronal, ayudándonos a mantener la calma y la resiliencia frente a las presiones diarias.

Empeora el estado de ánimo
«La falta de descanso puede disminuir los niveles de serotonina y dopamina, neurotransmisores que ayudan a estabilizar el estado de ánimo y la motivación, a la vez que aumenta las hormonas del estrés como el cortisol», explica Allder. «Este desequilibrio químico puede provocar irritabilidad, bajo estado de ánimo y, con el tiempo, aumentar el riesgo de ansiedad y depresión».
Esta relación puede funcionar en ambos sentidos.
"Dormir mal empeora el estado de ánimo, y el bajo estado de ánimo altera aún más los patrones de sueño, creando un ciclo difícil que puede afectar significativamente el bienestar mental", señala Allder.
Afecta al procesamiento de la información
«Durante el sueño, el cerebro organiza e integra la nueva información, vinculándola con el conocimiento existente», explica Allder. «Sin el descanso suficiente, este proceso es incompleto, lo que debilita las conexiones neuronales y reduce la eficiencia del pensamiento. El resultado es una comprensión más lenta, una peor capacidad de recordar y una menor habilidad para absorber o aplicar nueva información.
"La privación del sueño también afecta la velocidad de comunicación entre las células del cerebro, lo que significa que incluso las tareas simples pueden sentirse mentalmente lentas o confusas al día siguiente."
Afecta la toma de decisiones y la capacidad de resolución de problemas. «La corteza prefrontal, que rige el razonamiento y el juicio, es muy sensible a la falta de sueño», señala Allder. «Cuando no se descansa lo suficiente, esta área tiene dificultades para evaluar riesgos, considerar consecuencias o planificar eficazmente. Al mismo tiempo, los centros emocionales del cerebro se vuelven más reactivos, lo que lleva a decisiones impulsivas o mal meditadas».
"La privación del sueño también embota el pensamiento creativo y la capacidad de ver los problemas desde diferentes perspectivas, lo que hace que la toma de decisiones complejas sea mucho más difícil que cuando el cerebro está bien descansado."
¿Cuántas horas de sueño se recomiendan para maximizar el rendimiento cognitivo?«La Fundación Nacional del Sueño de Estados Unidos recomienda entre siete y nueve horas de sueño como lo óptimo para los adultos, pero esto varía de persona a persona y con la edad», afirma Hill. «Las necesidades de sueño óptimas de cada persona son diferentes. Piensa en cuánto sueño necesitas para sentirte realmente descansado (por ejemplo, si tienes unos días libres y no necesitas poner la alarma) y guíate por ello».
Mantener buenos hábitos de higiene del sueño junto con patrones de sueño regulares sigue siendo esencial.
"Crear una rutina relajante antes de acostarse, limitar el tiempo frente a las pantallas y garantizar un ambiente fresco y oscuro contribuyen a un descanso óptimo y un rendimiento cognitivo máximo", explica Allder.
Sin embargo, si algo no va bien y los cambios en el estilo de vida no ayudan, consulte con un profesional. «Si constantemente se siente cansado después de dormir, incluso en sus días libres, podría tener un trastorno del sueño subyacente, así que hable con su médico de cabecera», aconseja Hill.
Daily Express



